Un dragón de cien cabezas + Deuses de pedra

Un dragón de cien cabezas (Helena Girón, Samuel M. Delgado, España, 2025, 15’) En la mitología griega, Ladón era un dragón de cien cabezas que custodiaba el Jardín de las Hespérides. Tras su muerte, su sangre corrió y germinó en forma de dragos, que se propagaron por las Islas Canarias. Siglos después, los plátanos se expandieron por el archipiélago, imponiendo el monocultivo y sus sistemas robóticos de aclimatación. Con sus manos pesadas, los hombres amarran y apuntalan los racimos. ‘Mamá, me muero de calor. Acá casi no corre aire’, leemos. Los bananos entran en conversación. Las plantas, afirma Stefano Mancuso, ‘están obligadas a comunicarse y utilizan distintos sistemas. El más importante es a través de los volátiles, o sustancias químicas que se emiten en la atmósfera y que reciben otras plantas. Es una forma de comunicación extremadamente sofisticada, una especie de vocabulario’. En ese espacio liminar, Girón y Delgado abren una dimensión especulativa: por medio de técnicas de biosonificación traducen, desafiando el umbral de lo audible. ‘¿Quién es aquí el vegetal?’ ‘Si las plantas pudieran hablar, quizá ésta sería una de las primeras preguntas que nos harían’. (Paola Buontempo) Deuses de pedra (Dioses de piedra) (Iván Castiñeiras Gallego, España–Francia–Portugal, 2025, 85’) En el siglo XII comienza a dibujarse una frontera, una línea imaginaria y sinuosa que separa Galicia de Portugal: a raia. De límites borrosos y géneros híbridos también se compone esta película. Durante quince años, Iván Castiñeiras habitó las aldeas de A Mezquita y Moimenta acompañando los días de Mariana, desde el tiempo de invención de la infancia hasta su adolescencia, nublada de dudas. Mariana crece, se transforma ante nuestros ojos: el tiempo es acción, la épica del presente continuo. Al paso del progreso, la comunidad se desarticula, el paisaje se despuebla y la minería amenaza con arrasarlo todo. Deuses de pedra rinde tributo a esos guardianes de un tiempo pretérito, deidades que resisten a contracorriente, aferradas a un modo de vida que se niega a desaparecer. (Paola Buontempo)